domingo, 26 de marzo de 2017

Los talladores del viento

Con estos versos del poeta Per Wästberg y una propuesta de portada para el libro, que espero no falte en su biblioteca a partir de mayo, les deseo un feliz domingo.

Tenía catorce años y rechacé los consejos de mi padre: “Nunca digas
a una chica `tú eres muy inteligente´, dile `la punta de tu nariz me vuelve loco´.
No olvides que el amor es una forma depurada de la estupidez”.

sábado, 25 de marzo de 2017

Tomas Tranströmer



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.

Uno de los poetas participantes es Tomas Tranströmer quien creció en un barrio obrero de Estocolmo. Empezó a escribir siendo aún niño. A los trece años, publicó su primera colección de poemas (Diecisiete poemas). Aprendió a tocar el piano y estudió psicología e historia de la literatura en la Universidad de Estocolmo. Se desempeñó como psicólogo de reos en una de las cárceles de Suecia.  En 1990 sufrió una hemiplejía que afectó su movimiento corporal y el habla, aunque continuó escribiendo y tocando el piano con la mano izquierda. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 2011. Falleció a la edad de 83 años.

Heredé un bosque oscuro al cual rara vez voy. Pero vendrá el día en
que los muertos cambien de lugar con los vivos. Entonces el bosque se
pondrá en movimiento. No estamos sin esperanza. Los crímenes más
execrables quedan sin esclarecerse pese a los aportes de muchos
policías. De la misma forma hay en alguna parte de nuestra vida un
gran amor sin esclarecer. Heredé un bosque oscuro pero hoy camino en
otro bosque, el relucido. ¡Todo ser viviente que canta, serpentea
mueve la cola y se arrastra! Es primavera y el olor es fuerte. Tengo
examen en la universidad del olvido y las manos vacías como la camisa
en la cuerda de tender la ropa.


viernes, 24 de marzo de 2017

Per Wästberg


En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.

Uno de los poetas participantes es Per Wästberg quien nació en la ciudad de Estocolmo. A la edad de 15 años debutó como escritor con el libro de cuentos: Joven con burbujas de jabón. Graduado en la Universidad de Harvard, USA, continuó sus estudios en la Universidad de Uppsala, Suecia donde se especializó en literatura africana. Es ampliamente reconocida su lucha contra la represión racista en Sudáfrica. Fundador de Amnistía Internacional en Estocolmo. Durante un decenio fue presidente del PEN Club. En 1997 es elegido miembro de la Real Academia Sueca. Per Wästberg es autor de más de 50 libros compuestos de novelas, ensayos, poemas y cuentos.


Cada mañana a las 8 y 11 horas del desayuno escuchaba
pasar tu tren por el viaducto rumbo al centro sobre la autopista.
Sentía que tú mirabas hacia donde me encontraba.
Los ganchos de las ventanas cantaban que tú existías,
me preguntaba qué harías ese día
y si dormiríamos juntos alguna noche.

Sabía lo rápido que te ponías la capa
y lo retardada que llegabas a cada encuentro.
Llevabas un pájaro colgado al cuello que tú compraste para ti misma
y un anillo al dedo que recibiste de tu marido.
Me escondí en ti como en una casilla secreta de un escritorio.

Los mayas contaban 584 días en un año:
Orbita de Venus alrededor de la tierra.
Cuando miro a través de la ventana de la cocina
te diviso con la basura camino al trabajo.
De nuevo son las 8 y 11.
Haz un guiño con el pañuelo, querida,
aunque pertenezcas a los oficinistas
que escriben cifras en la palma de la mano.

Porque ahora hemos dormido juntos
durante tres mil y una noche
y contado todo lo que ha sucedido
en igual cantidad de días.
El pájaro ha desaparecido,
el anillo cambiado y los niños crecieron.
Llegas tarde como siempre
pero al fin y al cabo llegas y te quedas.


jueves, 23 de marzo de 2017

Pär Lagerkvist


En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Las caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.

Uno de los poetas participantes es Pär Lagerkvist quien nació en 1891 en el seno de una familia campesina de la provincia de Småland. Sus padres eran de educación tradicionalista, con profundas bases religiosas en la fe cristiana. De 1910 a 1912 estudia arte y literatura en la Universidad de Upsala. Su interés hacia el arte lo llevan a viajar a París, donde  conoce el movimiento cubista y expresionista. Durante la Primera Guerra Mundial, vivió en Dinamarca; allí escribió su primera obra teatral en 1917, llamada El último ser humano, así como Angustia, libro de poesía fuertemente inspirado en la guerra. A su regreso a Suecia, en 1919 se convierte en crítico de teatro en Estocolmo, donde escribe numerosos ensayos en prensa. Al mismo tiempo, continúa su obra literaria, que le acarrearía una gran aceptación entre el público y una no menor influencia en la literatura de su país. En 1940 sería llamado como miembro de la Academia Sueca. Ese mismo año recibe el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Gotemburgo, y en 1951 gana el Premio Nobel de Literatura.


Nunca te olvidaré, oh vida
después de la noche en que me agarraste del cuello

Yo era joven,
tenía el cuerpo granulado y crudo.

¡Aprisionaste con rudeza mi cuello!

¡Cuánto no soñé esa noche en el rincón de la cama
sobre una vida en lo profundo de la oquedad!
Lleno de angustia entre la gente iría
siempre con tu mano alrededor del cuello.

Querías ahorcarme.
Solo palabras roncas,
solo palabras roncas saldrían
de mis labios. Con tierra, con tierra
querías espesar mi sangre.

Me vi viendo
torpe y pesadamente
y presintiendo los profundos destinos;
hacia la oscuridad brotó mi sangre prontamente…
Entonces soltaste mi cuello.

Nunca te olvidaré, oh vida
después de la noche en que me agarraste del cuello.


miércoles, 22 de marzo de 2017

Moa Martinson


En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Una de las poetas participantes es Moa Martinson quien fuera una novelista y poeta de la llamada Generación proletaria de los años 30 en Suecia. Aprendió a leer y a escribir escuchando la radio. Sus letras están al servicio de los más necesitados tanto de su país de origen como del mundo entero. Por su aporte a las letras universales fue distinguida en la Unión soviética con la orden de Lenin.


Las tejedoras del mundo


En el comienzo de los tiempos empezamos
nuestro tejido de nunca acabar.
Somos nornas sin nombre.
Buscamos nuestra tela alrededor del mundo
encontramos fibras y espartos, filamentos y espigas
hallamos algodón y lino y un gusano de seda
con canilla acabada en una morera.
Un día descubrimos una arboleda de aromas.

Tejimos para vivientes, grandes y chicos
tejimos el vestido de la madre de Cristo
tejimos para la guerra y el diablo
tejimos, hilamos para la iglesia y Dios
tejimos la vestidura del verdugo.
Tejimos ante la ley y el mandato de la Biblia.

Nuestro tejido fue más largo que la Vía Láctea
alcanza para envolver toda la Tierra
de vuelta en vuelta hasta hacer un gran nudo
para esconder la desnudes de sus defectos.

A pesar de lo que hilamos y tejimos
no alcanzó la tela
para arropar cada hombre y mujer con frío
y asegurar un vestido para la generación venidera.
Los niños nacen tanto en invierno como en verano.
Nacen desnudos a la dureza de la vida.
Pero la oveja también nace y el lino florece
y el algodonal se carga de copos.

Nunca acabamos nuestro colosal mantel
¡Nunca acabamos el último ropaje!
En el rechinar de las sirenas de la guerra
tejemos para los futuros parientes
y escuchamos el ruido de la sangre en nuestro oído
que murmulla sobre la vida, la protección, la avenencia.
Nunca nos hemos preguntado: Señor, ¿qué haremos?
Por qué perdonamos tan rápido como nuestras manos soportan
la dureza, lo injusto y la culpa.

Ustedes que tejen con ideas y palabras
¡Tejed un mantel tan grande como el nuestro!
Un lienzo de fraternidad alrededor de nuestra tierra.

Dejad que nos encontremos en los años de vida
en un mundo donde nadie tenga miedo y deambule sin ropa
donde la maldad se encuentre muerta y la paz viva
donde todos socorran y nadie maltrate.

Todos ustedes que tejen con palabra y obra
¡Tejed un mantel tan grande como el nuestro!
Somos las nornas sin nombre
olvidadas en las cantos de los bardos.
En el amanecer comenzamos
nuestro tejido de nunca acabar.
Los niños nacen desnudos tanto en invierno como verano
Pero la oveja también nace y el lino florece
y el algodonal se carga de copos.


martes, 21 de marzo de 2017

Lasse Söderberg


En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Uno de los poetas participantes es Lasse Söderberg quien está acreditado como representante plenipotenciario de Suecia en el reino de la escuela surrealista. Nació en Estocolmo en 1931. Además de escritor y poeta ejerce el oficio de traductor. Es uno de los fundadores de Aura Latina, la editorial encargada de promover autores que escriben en lenguas romances. Viajero incansable y políglota. Fundador y director durante más de 20 años de Los días internacionales de poesía en Malmö, uno de los eventos literarios más importantes de los países nórdicos. Entre los muchos autores latinoamericanos que ha traducido al sueco, se pueden mencionar Pablo Neruda, Octavio Paz y Jorge Luis Borges.


Hambre

J´allais sous le ciel, Muse! et j´étaus ton féal


¿Sentí hambre alguna vez? Vagando por Europa, sí, alguna vez
sentí hambre. Europa estaba llena de hambre.

No quiero decir el hambre que recorría el mundo igual que un
esqueleto con cubierto de lata.

No quiero decir hambre en pos del amor. Remolino que se llena
a sí mismo.

O siquiera hambre en pos de palabra, el milagro que me
alimenta.

Quiero decir el hambre ajena, esa que no estropea ni en los
intestinos, ni en el corazón, ni en el alma,

el hambre en pos de piedras y olvido:

las piedras que están quietas en un mismo lugar y callan y por
eso se encuentran por fuera del tiempo,

las piedras, dispersas, inconscientes de ellas mismas, que a pesar
de todo llevan a cabo la misión que una vez tuvieron

y el olvido, lo único que se ofrece a quien sabe que ninguna
princesa cretense espera,

el olvido, como el estado natural, cenizas para ser leídas, polvo
enamorado, esqueleto de ave.

Era como querer meterse a monje, pero a un convento sin Dios,
un convento blanco como una hoja sin escribir,

por fuera y así misma llena de silencio. Allí bebería yo de la luz
y comería de la sombra.

Esa hambre en verdad nunca me ha abandonado.

lunes, 20 de marzo de 2017

Kristina Lugn



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Una de las escaldas participantes es Kristina Lugn quien es una de las más apreciadas y leídas poetas de Suecia. Nació el 14 de noviembre de 1948 en Skövde. Después de su debut en 1972, ha escrito doce poemarios los cuales reflejan en gran parte las aspiraciones y sentimientos de la mujer subyugada. También es escritora de piezas teatrales y sus obras han sido montadas por el Teatro Dramático Real de Suecia y el Teatro Brunnsgatan 4. Entre los premios importantes que le han sido otorgados por su obra literaria se pueden mencionar: El premio Nacional Bellman, el premio literario del diario Svenska Dagbladet, el premio Piraten y el premio que otorga la Fundación Selma Lagerlöf. La poeta Kristina Lugn se desempeña desde hace casi dos lustros como dirigente artística y directora del Teatro Brunnsgatan 4 de la ciudad de Estocolmo. Hace poco más de un lustro fue nombrada dueña de la silla 14 de la Academia Sueca.


Vas a recibir una ventana panorámica
como subsidio infantil.
El cielo estrellado será el empapelado de tu sala
y Mozart escribirá la música.
Vas a tener un hogar
que te ama.               
Vas a tener sentido del humor.
Y la obra completa de Strindberg.
Y todos mis nietos.
Mi regalo para ti es que hables muchos idiomas
y toleres todo tipo de clima.
Vas a tener los pies sobre la tierra
y vertiginoso techo con estucados.
Vas a tener una vida
que te perdone todo.
Vas a ser clara en el pensamiento.
Y fuerte en la emoción.
Vas a divertirte.
Todo esto está en el seguro de la casa.
Vas a poder vivir en paz.
Mi subsidio de manutención para ti es que jamás
pierdas la esperanza.
Vas a tener un corazón valeroso.
Y un osado intelecto.
Y un buen juicio.
Aquel en quien confías
no suelta tu mano.
Mi regalo de navidad para ti es que si desfalleces
tus congéneres se alegrarán de ayudarte.
Una amable sonrisa irá a través de todo tu viaje.
Una exención enviaré desde mi soledad.
No vas a heredar nada de mí.

Pero recibirás todo el dinero.

domingo, 19 de marzo de 2017

Kjell Espmark


En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Uno de los poetas participantes es Kjell Espmark quien nació en la ciudad de Strömsud de la región de Jamtlandia. Desde muy joven se trasladó a  Estocolmo. Allí estudio ciencias de la literatura. Debutó como poeta en 1956 y desde entonces ha publicado 15 libros de poesía. También es autor de la serie de novelas  Tiempo del olvido.  Ejerció la catedra de literatura de la Universidad de Estocolmo hasta 1995. Sus investigaciones literarias están expuestas en siete volúmenes acerca del modernismo lírico desde  Baudelaire hasta nuestros días. Sus obras literarias le han merecido una serie de menciones entre las cuales se destaca el premio Carl Emil Englund y el premio literario del periódico Svenska Dagbladet. Desde 1981 ocupa una silla en la Academia Sueca.


La otra vida


Como estar al lado de un auto incinerado
y ver su propio cuerpo inclinado sobre el timón –
Esto parece un sábado cualquiera de octubre
pero pertenece a otra época.
Es como si hubiese salido a tientas de mi vida
y tropezado hacia mi vida.

Los mismos arces y fresnos sin sustancia.
La misma calina con las mismas promesas.
Y el pasto cree tener nuestras huellas.
Pero nunca antes hemos estado aquí.
Tú que abres huecos para sembrar tulipanes
ves la tierra nacer bajo la pala.
Y yo que desconecto el agua antes del invierno
la oigo gotear por vez primera.

Cornejas de un año borrado
tercas tercas
animan al campo a un nuevo intento,
tan sólo otro resplandor recién arado.

Palabras como “cronología” y “aclaración”
son herramientas oxidadas que pongo en el depósito.
La razón puede apelar a la siguiente instancia.   

La otra vida,
con los caminos que nunca recorrimos,
debe haber existido siempre
a la distancia de un brazo
con el mar susurrando junto al mar –
pero no para el que trataba de alcanzarlo.
La palabra es indulto.

El viento da vuelta
allende lo que aún es rescoldo
y los ojos aprenden que el humo escose:
la vida que no escogí
de repente me ha escogido.
Y estoy sin escribir
Hazme escritura.


sábado, 18 de marzo de 2017

Katarina Frostenson



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Una de las poetas participantes es Katarina Frostenson quien nació en la ciudad de Estocolmo. Debutó en 1980, a la edad de 27 años, con el poemario País puro y después de esto ha entregado a sus lectores una veintena de obras más. Es una destacada traductora de autores como Henri Michaux, Margarite Duras y M. Maeterlink. En 1992 fue elegida miembra de la Academia Sueca.


EL SUBURBIO ES LARGO


Los plátanos despellejan, brillo
de manchas áridas – un rayo de luz fuerte topa el torno desnudo del árbol
pasa sobre los rastros de la calle, relampaguea – oh

qué largo es el suburbio. Vamos a lo largo del bulevar
camino a un teatro. Gorjeos “¿Son helechos?
“Son pájaros carboneros." “Rubor. Qué más da

las palabras son sombrías en el lenguaje en que uno no tiene sus
recuerdos, el profundo susurro allí abajo, red de vénulas,
la marca de dos labios, el calor

de la huella de una mano – hablamos mi idioma y tú dices mal. Pronto
eso me pasará a mí, pronto cuando sea la vuelta. ¡Nos pasará a todos!
día de juicio final. Que la palabra es una grava en boca que la quijada

por encima de todo quiere triturar, pulverizar, mezclar con
la saliva, escupirla en algún lugar de la calle y verla fermentar,
hacerse una montaña - Mira

aquel hombre camina solo y habla, agita
maniático el brazo y dice: “Ven, ven tanza
mit mir, mit moi, ischt god, ist god, ischt” -

sobre la calle... allí... ahora oiremos a Leonce
ustedes saben: el del ancho cráneo, él
que hizo eco a las lenguas de Europa pronto hará doscientos años

ustedes saben: Leonce que bailaba
en anchos salones, valsaba con la cabeza en la mano, escuchaba
todo el mar interior de su cabeza- el murmullo gélido-

le hablaba al eco de sí mismo, al
fantasma de su voz diurna,
la sombra allí
hola, Leonce

cómo se llama este claroscuro lugar,
se llama terreno suburbio- cómo se llama aquí-
de respiro está lleno el aire

de la sombra y el grito que nadie descifra aún
el gran mar que susurra, va
de treinta y siete idiomas este lugar-

hablamos de la sencillez, del idioma
que se siente el mejor; que las palabras vendrán a nosotros
de afuera, formadas en un discurso

que se llama Nuevo. No algo lírico
nada propio, singular. Pero público, como una lluvia
la lluvia que fue, que sonó y fue

suave, fuerte, neutral cayó sobre los objetos... Entonces
brillante, de la calle, con rapidez, como un alboroto-
un reflejo, un niño con rizos negros

arroja agua de un vaso desde la alta ventana
al cuartel gris del vecindario- qué cortas son las sombras acá, sesgados

rayos de sol         son fibras nerviosas

jueves, 16 de marzo de 2017

Karin Bellman



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Una de las poetas participantes en la muestra es Karin Bellam quien nació en la ciudad de Gotemburgo, Suecia, en 1965. Además de escritora es actriz. Ha representado a su país en los festivales internacionales de poesía de New York, Gales, Macedonia, y Medellín. En 1991 obtuvo el prestigioso premio Katapult, otorgado por la Federación de Escritores de Suecia.
Con un lenguaje intenso, desnudo y lleno de musicalidad ha publicado varios poemarios y novelas, destacándose de esta manera como una auténtica representante de las letras suecas.

1.           puedes atravesar la pared
              aplastar una montaña
              puedes hacer lo que tienes que hacer
2:           yo sé quién eres
              puedo amarte
              aun cuando no creas que alguien pueda amarte
3:           entonces puedo: amarte
              también cuando arrastras la barriga en el polvo
              entonces puedo: alzarte
              siempre puedo alzarte
4:           si tú me pides
              también si no me pides
              si me das una oportunidad
              puedo darte el cielo
5:           puedo alumbrar en la oscuridad
              como un pez dorado en un pozo
6:           eres todo lo que he soñado
              nunca te abandonaré.


miércoles, 15 de marzo de 2017

Jesper Svenbro



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Uno de los poetas participantes en la muestra es Jesper Svenbro quien nació el 10 de marzo de 1944 en Landskrona. Es poeta e investigador literario, especializado en los clásicos griegos. Fue elegido miembro de la Academia Sueca en 2006.  Reside en las afueras de París. Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio de la Lírica de la Radio Sueca en 1993, el Premio Bellman en 2000, el Premio Ekelöf en 2001 y el Premio Övralid en 2005. Después de realizar los estudios de bachillerato en su ciudad natal, Landskrona,  estudió latín y griego en la Universidad de Lund y empezó sus estudios de doctorado en la Universidad de Yale (1969-1970). Durante su etapa de doctorando en la Universidad de Lund (1970-1976), estuvo residiendo durante tres años en Roma; una vez defendida la tesis se trasladó a París en 1977 para continuar su carrera como investigador en el Centre Louis Gernet.
La infancia y la memoria son temas recurrentes de su obra lírica cuya la precisión lingüística indica claramente que también se trata de un ejercicio de remembranza realizado por parte de un sueco residente en el extranjero y que habla varias lenguas con el fin de mantener la vitalidad de la lengua materna.



Ciclistas


Y sucedió en este tiempo
que el Hijo del Hombre
se abrió paso en bicicleta
por entre la muchedumbre
y cuando los apóstoles le preguntaron por qué
les respondió:
“Este es mi Rolls Royce.”
Nada tardó después
en esparcirse el chisme
que la bicicleta había sido convertida en coche
ante los ojos de los apóstoles.
Esto fue también el punto de partida de la iglesia.
Solo los congregados que reconocieran de labios
que la bicicleta en esa oportunidad
había sido convertida en auto
podían seguir en la agrupación.
“El automovilismo” desde ese entonces
fue un hecho estructurado. - Esta tarde veraniega
el centro de la ciudad
se ha cerrado por flujo automotor.
Uno ve ciclistas veloces en el amanecer.
Saben que se mueven
en “auto de dos ruedas sin motor”.
Oigo el tono claramente
del cubo en cada rueda de la cicla –
el cubo de la rueda delantera
el cubo de la rueda trasera
unánime canturreo.
Después de un día caluroso ha llegado la refrescante noche.
Y más ciclistas invaden las calles.
Pero el tono del cubo
de repente tiene la misma frecuencia
¡en todas las ruedas!
Por un momento creí escuchar
un gran tono único
de todas las ruedas de la tarde. 

martes, 14 de marzo de 2017

Jenny Wrangborg





En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Las caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Una de las poetas participantes en la muestra es Jenny Wrangborg quien debutó en el 2010 con el exitoso libro La mesera (kallskänken) de donde se han tomado los poemas para la muestra de la lírica sueca. Por sus aportes a la poesía nórdica, Jenny ha merecido una serie de premios, entre otros el premio anual de la cultura otorgado por Liga Obrera de Suecia. Sus poemas han sido considerados como el alma de la discusión social de la cual adolece quienes velan por los intereses del proletariado de Escandinavia.


La freidora


se había puesto de rodillas
con el cepillo de aseo alargando su cuerpo en el drenaje del piso y
todo lo que se necesitó fue que la vieja freidora se desprendiera de
su  oxidado soporte y
como rayo cayera sobre ella
peligrosamente metálica
con el aceite que antes convertía tubérculos en papas a la francesa
ahora así nomás la volvía un monstruo
rápidamente
pero sin ahorrarle el dolor



lunes, 13 de marzo de 2017

Inghilda Tapio





En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España. 
Una de las poetas participantes en la muestra es Inghilda Tapio quien es una de las exponentes de la poesía del pueblo indígena Sami. Los samis habitan la región de Laponia que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia y viven de la pesca y la caza de renos salvajes. La poeta ha estudiado en la Universidad de Umeå y está dedicada a la enseñanza. Es actriz del teatro sami Dalvadis. El poema publicado fue inicialmente escrito en el lenguaje sami con el nombre de Unna dolas. La autora misma lo tradujo más tarde al sueco, su otro idioma materno, por así decirlo. Yo lo he traducido del sueco al español bajo el título de Mudanza. Inghilda ha representado a su etnia en festivales de poesía de pueblos autóctonos, entre ellos el de Ciudad Méjico en 2016. (Un aparte del largo poema Mudanza):

vivo el sentimiento
y quiero estar en él
como el humo
como el riachuelo
que desborda
como antaño
de un fuego a otro
de un riachuelo a otro
como los cánticos
ningún comienzo ningún final



domingo, 12 de marzo de 2017

Gunnar Svensson



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados. Dichas caricaturas han sido creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España.
Uno de los poetas participantes en la muestra es Gunnar Svensson quien nació en la ciudad de Åsele, Suecia. Siendo adolescente se fue a recorrer los siete mares del mundo en un barco e carga. Estudió artes en la ciudad de Estocolmo y como dibujante se ha ganado la vida en Lausanne y París. Sus libros sobre Cuba y Vietnam tuvieron gran acogido entre los lectores suecos. Sus convicciones antimilitaristas lo llevaron hace poco a sabotear los aviones de combate de Estados Unidos estacionados en una base militar al norte de Suecia. Por esta acción pacifista fue llevado a juicio convirtiéndose de esta manera en el primer reo político de Suecia de los últimos años.


ARCHIPIELAGO TORNEÅ

Bien lejos estamos
Bien lejos junto al mar
Encima de la torre de salto
Final de otoño dos soledades

Cálida tarde septembrina
Suave brisa de Österbotten
Ella es provocadora y fresca
Si saltas, seré toda tuya
Diez metros hasta las olas del mar
como desde una verde casa de tres pisos
Está completamente desnuda
aún bronceada por el sol de verano

¿En viaje por el aire
me atreveré
a caer hasta el fondo del mar?
La playa vacía y abandonada
Sólo ella la hermosa
y el que se sacrificará  al dios del mar

Hacia lo desconocido me lanzo
Resuena a través del aire
Una gaviota grita
Estruendo bajo el agua
Resollando como una fosa

salgo a flote
la busco con la mirada
Bien arriba en lo azul
me hace señas con un dedo

Subo todos los peldaños
tiritando como un loco
Resoplando llego arriba
Ahí está acostada tranquila
sin cubrir
su soleada desnudez 
mira bizco con alegres ojos
y dice: yo solo bromeaba


sábado, 11 de marzo de 2017

Bengt Berg

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017 se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España. Uno de los poetas participantes en la muestra es Bengt Berg, quien nació en la pequeña ciudad de Torsby, al norte de la región de Värmland en Suecia. Ha publicado alrededor de 40 libros, en su gran mayoría de poesía. Por sus muchas actividades culturales y su copiosa creación literaria ha sido merecedor de una serie de premios, entre ellos, el Premio Anual de la Comuna de Karlstad, el Premio Cultural del Departamento de Värmland, un estipendio de la Academia Sueca y una beca por parte de la Federación de Escritores de Suecia. Ejerció como parlamentario del Partido de izquierda de Suecia hasta el periodo de 2014. Junto con la traductora María Kallin postuló al premio alternativo de la paz al Festival internacional de poesía de Medellín. De su trabajo poético están traducidos al español los poemarios En un rincón del mundo y El día en tus manos, publicados por la editorial Simon Editor.


Ciruela





No siempre hay ciruelas
pero el ciruelo igual es árbol
de la misma manera que el sol es sol
también detrás de las nubes
La bicicleta es bicicleta día y noche
Bicicleta es bicicleta también cuando está en reposo
Más bicicleta es cuando rueda
y el sol brilla en un árbol
que se doblega de ciruelas
- tú en la carrera arrancas una,
la pones en la boca,
pierdes el balance
y caes en la cuneta con ¡estrépito!
Después no es más bicicleta la bicicleta,
la pierna es todavía pierna: Una pierna rota

¿y la ciruela, qué camino cogió?

Nos vemos en la FilBo 2017

  1. En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, 2017, se presentará una voluminosa muestra de poesía sueca llamada Los talladores del viento. La selección y traducción de dicho proyecto lírico está a mi cargo. El libro aparecerá bajo el sello de la editorial Uniediciones, en la colección Zenócrate. Dicha publicación cuenta con las caricaturas de los poetas seleccionados creadas por el maestro Jorge Restrepo, dibujante de la revista Semana y el diario El País de España. A partir de hoy publicaré en este blogg la caricatura de cada bardo sueco, acompañada de una breve presentación y un poema.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Puto, liberal y macho


Foto tomada en la Brigada de Institutos Militares de Bogotá. Tenebroso lugar de le época de donde muchos no regresaron.

Puto, liberal y macho



Por Víctor Rojas

Aún tenía yo dientes de leche cuando mi padre, un campesino desplazado por la violencia política y quien no hace mucho tiempo cumplió noventa años, me enseñó con el látigo en la mano que yo era, por ancestro, puto, liberal y macho. Sentí decepcionarlo años más tarde cuando tuve mi primera novia, una deslumbrante pecosa en su uniforme de colegiala. En una esquela, adornada con esas vacuas flores que dibujan los adolescentes  enternecidos, le escribí lleno de sinceridad que en caso de que yo tuviera mirada de puto por nada en el mundo se fuera a confiar de esas apariencias ya que mis atisbos solo eran para ella y nadie más. Pero al parecer la pecosa también tenía un padre liberal desplazado porque un día cualquiera la pillé caminando por las aceras de otro barrio, tomada de la mano del infeliz aquel que en la clase se ufanaba de ganarnos a todos en resolver logaritmos.
Esa primera flecha atravesando mi corazón me apostó en los insondables campos de la rebeldía. Algo normal teniendo en cuenta que un gran porcentaje de rebeldes criollos decidieron su combativa suerte por eso mismo que me pasó a mí, el desamor. Así fue como, acolitado por un puñado de alumnos, decidí fundar un partido político cuyo único objetivo era acabar con la vergonzosa disciplina escolar. Es que en ese entonces la rectora del colegio parecía estar más interesada en formar soldados que jóvenes curiosos en el campo de las ciencias. Nos estaban formando, sin que nos diéramos cuenta, para obedecer cual reclutas asustados. O ocaso no era esa la meta con los pasos acompasados de la banda de guerra, el silencio absoluto en la fila, la mirada despierta (clavada en la nuca del compañero de adelante), el ¡atención, firmes! con las manos rígidamente pegadas a las rayas laterales del pantalón, el saque el pecho como varón y el rece el padrenuestro con fe. Fuera de eso, media hora antes de entrar a clase nos obligaban a hacer fila para control de aseo corporal. Ese era el momento en que el patio de izada de bandera se convertía en la madre de la ignominia. Una caterva de sombríos profesores, férula en mano, atravesaba las hileras escudriñándonos las manos en busca de mugre en nuestras uñas. El miedo al azote y al escarnio público nos había convertido en expertos en tener las uñas limpias a pesar de que la mayoría de nosotros vivía en cochitriles sin agua potable. Sin embargo, lo más humillante venía cuando alguno de los profesores daba la orden de descalzar un pie. Eso era como escuchar una sentencia a muerte cuando se está en la flor de la vida. Parecía que nadie entendía que el polvo de los caminos fácilmente se cuela por entre los zapatos rotos.  Pero si uno por casualidad se salvaba de tener el pie sucio no se salvaba de tener la media con notorios agujeros. Es que lo paupérrimo y la pulcritud en el vestir pocas veces van de gancho.
Con el partido fortalecido y la moral en alto nos lanzamos al campo de guerra, dispuesto a hacer añicos la humillante fila de control de aseo personal. Habíamos jurado, con la mano derecha puesta sobre una edición ajada de la Declaración de los Derechos del Hombre, que nos negaríamos al mandato de quitarnos el zapato. La prueba de fuego llegó un día en que amagaba llover. Fuimos tantos los que desobedecimos la orden que la rectora entró en confusión absoluta. Se persignó varias veces como si hubiera visto al diablo y con ojos de ratona asustada oteó para todos lados, sin detener la mirada en nadie ni nada. El sudor de sus manos lo secó en la ropa. Lo único que se le ocurrió fue llamar a reunión extraordinaria de profesores en la rectoría. Por nuestra parte,  estábamos tan sorprendidos con lo que estaba sucediendo que se nos olvidó romper filas. Por eso fue que nada nos importó que la llovizna que ese día cayó nos hubiera empapado hasta los tuétanos.
Una semana más tarde el contrataque del profesorado empezó a minar la fortaleza de nuestro glorioso y recién probado partido. Después de una maratón de interrogatorios a los desobedientes, la rectora se dio gusto firmando matriculas condicionales en varias libretas de calificaciones. La mía me la entregó en una reunión de padres de familia. En esa ocasión pude constatar con desconsuelo que las enseñanzas de mi padre, a punta de fuete, habían sido en vano. Yo no era por tradición familiar ni puto, ni liberal y mucho menos macho. De eso atestiguaban mis lágrimas que caían pesadamente sobre la tinta roja con la cual la dueña del colegio había firmado la orden de expulsión en mi libreta de calificaciones.
Ante esa inesperada realidad me eché a andar las calles rebuscándome el pan de la vida. Pronto descubrí que a la ciudad le faltaban calles para albergar a los herederos del abandono. Por eso vi a muchos de ellos correr detrás de viejos autos con altoparlantes por donde se anunciaba un mejor porvenir. Era conmovedor escuchar aquella voz ronca que a los cuatro vientos pregonaba el pronto advenimiento del socialismo a la colombiana. Nadie podía dejar pasar desapercibido ese cadencioso llamado: el barrio se viste de gala cuando lo visita La capitana. Y yo, que ya andaba atrapando rimas, también corrí detrás del vociferante auto. Nada entendía de socialismos pero me entusiasmé cuando la briosa oradora prometió un grifo de agua en cada casa del barrio.  Al final de la jornada me dijeron que en ese partido tenían cabida los liberales y los conservadores. Los curas y las putas. Los chusmeros y los pobres de espíritu. Los victoriosos y los vencidos. Los que lloran y el resto de bienaventurados. Y yo que ya no era ni liberal ni rebelde pregunté si también tenía un cupo en eso que llamaban socialismo colombiano. Por supuesto que sí. Y por andar de hablador en las reuniones terminé de presidente del comité juvenil del barrio. Todo el fervor popular daba a entender que en las próximas elecciones sacaríamos hasta dos presidentes de los tantos votos que tendríamos. Lejos estaba de presentir que esa nueva aventura política estaba marcada con el signo de la derrota porque como dicen los campesinos de Boyacá, quien tiene la teta no la suelta fácilmente. Así fue. El día de las elecciones nos fuimos a dormir como ganadores y despertamos como perdedores. Inclusive, aparecimos con menos votos de los que ya estaban contados. El socialismo a la colombiana fue una quimera, un merengue en la puerta de una escuela. Al poco rato del fraude algunos seguidores de La capitana llegaron a la conclusión de que el populismo sin armas no tiene futuro. Y sin pensarlo dos veces corrieron a robar herrumbrosas espadas de libertadores olvidados. Eso ya era cosa de machos y yo de macho ya nada tenía. Menos mal que por ahí escuché a otros decir que la única manera de ponerle agua potable al barrio era entendiendo la lucha y unidad de los contrarios, las contradicciones principales y secundarias en el seno del enemigo y el latente peligro del socialimperialismo soviético. Por lo tanto era imprescindible entregarse de inmediato a la lectura de La teoría de los tres mundos, El manifiesto comunista, Materialismo y empiriocriticismo,  El dieciocho brumario de Luis Bonaparte y Crítica de la razón pura. Con ese arrume de lecturas, comprado en los estantes de libros usados de la calle 19 de Bogotá, me entregué a visitar el vecindario para aclararle que la cometida del agua sería posible, y pronta, si lográbamos que los proletarios de todo el mundo se unieran. Para mi total sorpresa, los que se unieron fueron los vecinos contra mí. Me acusaron de aguafiestas. Me replicaron que una simple obra de acueducto nada tenía que ver con esa montaña de nombres impronunciables: Bakunin, Marx, Hoxha, Jruschov, Engels, Teng Hsiao-ping, Vladimir Ilich Ulianov, Mao Tse Tung y el tal renegado ese, Kautsky. Me llamaron hereje y me devolvieron mis propias palabras, aprendidas de memoria pero sin saber su real significado. Me gritaron que era quintacolumnista del ala revisionista, menchevique infiltrado y como si fuera poco no faltó quien me apodara anarcosindicalista. Mi madre, y eso me dolió mucho, me llamó bolchevique trasnochado. Fuera de tales desdichas, los policías del barrio me tenían entre cejas. Una noche me llevaron al calabozo por escribir en un muro ¡Fuera rusos de Afganistán! Aguanté mucho frío en la oscuridad, es cierto. Pero lo más grave fue la arremetida del gangoso Turbay Ayala con su tristemente célebre Estatuto de seguridad. Por culpa de ese reaccionario ordenamiento jurídico fui a parar a las mazmorras de los militares de Usaquén, inculpado de intento de sospecha. Allá me tomaron una foto para presentarme más tarde como terrorista.
En la actualidad vivo en la orilla del exilio porque si bien es cierto que por fin instalaron acueducto y alcantarillado en el miserable barrió en que vivía, no es menos cierto que los campesinos pobres de Colombia urgían de apoyo a su justa consigna de que la tierra es para quien la trabaja. Por estos lugares ningún policía me corretea y me acuesto al caer la noche sin el miedo de que una bala incrustada en mi pecho venga a decirme que me quiere.  En el ocaso del otoño, la alborada del invierno, el retorno de la primavera y el goce del verano recuerdo con fervor a nuestros muertos, torturados y desaparecidos. Y en esas horas que el diablo aplaude maldigo con vehemencia a los opresores y a quienes siempre han vivido en nombre de las luchas populares. Esos tenebrosos personajes que siempre anteponen sus cultivados egos a los momentos claves de emancipación.
Mi evolución política ha estado signada por las derrotas. De liberal por ancestro pasé a rebelde por desamor. De socialista por cariño a las rimas a comunista por haberme dedicado a leer libros que nunca entendí. A estas alturas de la vida siento que la gran derrota del exilio me ha puesto frente a la máxima expresión de la política. ¡Soy, damas y caballeros, un anarquista civilizado!

Jönköping, Suecia, 5 de marzo de 2017.